Un equipo de científicos de la Universidad de Surrey (Reino Unido) realizó un estudio para analizar cómo afectan las modificaciones en el horario de las comidas a la ingesta diaria de calorías.

Formaron dos grupos: al primero le adelantaron en 90 minutos sus horas de desayuno y cena, y al segundo grupo le mantuvieron sus horarios. No se impuso un tipo de dieta concreta, los voluntarios debían hacer su dieta normal.

Uno de los resultados más llamativos fue que los participantes que adelantaron sus comidas perdieron, en promedio, más del doble de grasa corporal que el grupo control.

Los científicos confían en que, si se puede replicar el ensayo en grupos más amplios, podría concluirse que, lo que ellos llaman “dieta de restricción en el tiempo” pueda tener muchos beneficios para la salud.

LAS RAZONES

Las personas que adelantaron sus horarios acababan comiendo menos: un 57% de los participantes indicó que había reducido su ingesta calórica, debido fundamentalmente a que llegaban a las comidas con menos apetito y a que picoteaban menos entre horas, sobre todo por las tardes.

Otra de las posibilidades, aunque es solo una hipótesis, es que el hacer un periodo de ayuno nocturno más largo haya sido otro factor que contribuya a la reducción de grasa corporal.

¿Es posible adelantar los alimentos?

Más de la mitad de los participantes en el estudio confesó que le sería imposible mantener esos horarios más allá de las diez semanas que duró el ensayo, debido a que son incompatibles con su vida personal y familiar. ¿Tú podrías?

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