Por Taís Kuri Visité La Habana por primera vez hace 5 años y, desde ese día hasta hoy, puedo decir que volver, volver y volver a ese lugar siempre será una delicia.

La majestuosa capital de la República de Cuba engalana al mundo con su maravilloso patrimonio histórico, arquitectónico y, sobre todo, cultural, el cual se ve reflejado en la mezcla entre europeos, africanos y, en sus inicios, aborígenes. Estos y otros factores raciales y culturales más modernos transforman a este oasis caribeño en un importante destino de turismo internacional, y por supuesto, en el corazón de la isla. Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982, es hoy uno de los conjuntos arquitectónicos mejor cuidados de América Latina.

Con tus cinco sentidos te invito a explorar La Habana.

Havana you smell like love. ❤️ #elcolordelanoche #havana7 @havanaclubmx

Una foto publicada por Taís Kuri • México (@missvillanalatte) el

Al principio, no sabía qué era exactamente lo que hacía ensimismarme con esta ciudad hasta el punto de volverme loca. Después, ya pude identificar claramente que era todo ese conjunto de olores que en ella deambulan. Y es que a mí, La Habana me atrapó por el olfato, por la mezcla entre el olor a tabaco y a ron, que es como un incienso que está permanentemente en su atmósfera. Ese mismo aroma que ahí se respira no solo proviene de las calles, bares o restaurantes, también está en el aliento y en la transpiración de su gente; y fue ahí cuando me di cuenta de que en La Habana todo se conecta a través de los sentidos. Y así como el ron y el tabaco son protagonistas entre los olores habaneros, también lo son el ají y la sal del mar.

Imposible omitir las sensaciones percibidas por el oído, pues la música es imprescindible en este maravilloso lugar. Camines por donde camines, vayas por donde vayas, en La Habana hay música para arrebatar, sones que te harán sentir que has entrado en un viaje al pasado y que mágicamente te habrán tele-transportado a otro tiempo, atrapándote y sin querer salir de allí.

No hay que dejar de lado lo acústica e infinita que es su vida nocturna, pues puede comenzar con una tranquila cena acompañada de buena música, para después pasar por un animado bar y terminar bailando en el malecón viendo el amanecer.

El tiempo, huella imborrable. ? #elcolordelanoche #havanaclub7 @havanaclubmx

Una foto publicada por Taís Kuri • México (@missvillanalatte) el

Visualmente, esta perla del Caribe también es un manjar; la vista también está presente dentro la lista de los sentidos que se dan la mano en La Habana. El color es un factor que indiscutiblemente enamora; no puedes dejar de sonreír al mirar todos esos colores atañidos por la humedad y el tiempo. La paleta de La Habana es infinita: un ocre te lleva a un rosa, un rosa te lleva a un verde, un verde te lleva a un azul… Y así hasta conformarse una estela cromática de ensueño que se plasma en sus formas, figuras y edificios. Y es que hay mucho que ver en La Habana:

El arte está por todas partes y las galerías siempre ofrecen cosas muy interesantes, como la famosa Fábrica de Arte Cubano, que se adviene con concepto de antro, o la galería restaurante, con restaurantes de primera como la Guarida, El Cocinero, Vista Mar o El Templete. Entre sus monumentos más representativos se encuentran la Catedral de la Habana, la Plaza de Armas, el Castillo del Morro, el Museo de la Revolución, el Palacio Nacional de Bellas Artes, el Gran Teatro de La Habana, el Capitolio, la Plaza de la Revolución y el Malecón, quizás el símbolo más reconocido a nivel internacional de la ciudad.

Y con la vista, la textura. El tacto también se vive en la ciudad: en las húmedas paredes con su musgo, en la rugosidad de sus muros acariciados por el tiempo, en las astillas que provocan la pintura deslavada, en la piel de la gente que estrecha la mano saludando, en el abrazo del viento durante un taciturno paseo por el malecón, en la cadencia de los tejidos que la engalanan, en el simple y sutil bocado de cualquiera de sus frutas o en el paso del ron añejo por la garganta, arañándola y acariciándola al mismo tiempo.

Los colores de La Habana… ?

Una foto publicada por Taís Kuri • México (@missvillanalatte) el

Ya por último, les contaré del placer de los placeres: su comida. El gusto es un sentido muy caprichoso para muchos y yo les aseguro que la comida cubana no les decepcionará. España, África y el Caribe en un crisol gastronómico excepcional; y no hablaré de ningún platillo en especial, porque son muchos y cada uno tiene lo suyo. Es la mezcla de sabores y técnicas de varias culturas lo que provoca una explosión de las papilas gustativas.

Aquí les dejo unas sugerencias típicas que deben probar: lechón asado, yuca con mojo, arroz congris, tostones, carne con papas, sándwich cubano, ropa vieja… ¡uff! Y sin contar la cocina más moderna, en la que puedes descubrir las más innovadoras recetas con los ingredientes tradicionales de la cocina cubana en manos de reconocidos chefs.

Amigos, les invito a conocer La Habana: vean, oigan, huelan, toquen, coman, deléitense y, cuando se recuperen, vuelvan y cuéntenme.

She’s mad but she’s magic. There’s no lie in her fire. -Bukowski

Una foto publicada por Taís Kuri • México (@missvillanalatte) el