Por Karen Luna Compartir nuevas experiencias con amigos, pareja o familia es increíble, sin embargo, hay ocasiones en las que nuestros acompañantes viajeros no parecen estar por ninguna parte.

Encontrar un travel partner para acompañarte al viaje de tus sueños alrededor del mundo puede resultar un reto, por lo que empacar tus maletas y partir a la aventura solo puede ser la única opción.

Para algunos viajar solo son palabras que en ningún contexto van juntas, pero para los verdaderos amantes de los viajes -adictos al wanderlust– viajar en solitario no es signo de tristeza, al contrario, representa una oportunidad para realizar lo que realmente uno quiere #NoStringsAttached.

Un viaje en solitario funciona para cualquier persona, ya que lo único que importa es que uno mismo lo pase bien. Además, junto a las nuevas aventuras viene un importante aprendizaje. Créeme, después de una experiencia en solo travel, no hay forma en la que seas el mismo de antes.

Estas son algunas de las cosas que he aprendido en mis experiencias como solo traveler

1. Ser egoísta no es malo

En un viaje en solitario, la única persona que importa eres tú. ¿Pasar 3 días acostado en una hamaca leyendo libros? Adelante. ¿Admirar un día entero el arte en el Louvre? ¿Porqué no? ¿Hacer un trek hasta MacchuPicchu? ¡Claro! Libertad total y absoluta.

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2. Asumir un nuevo rol 

Al viajar con familia o amigos, cada persona juega un rol en específico: el que tiene GPS incluido y guía a todos al destino, el encargado de reservar hoteles, vuelos, etc., el gourmet, que elige dónde comer and so on… Todos cómodamente en su posición. Sin embargo, al viajar solo, el multitasking se vive al máximo. Lo que no sepas hacer, lo aprenderás. Te sorprenderás de ver lo autosuficiente que puedes ser.

3. Medir tus límites

Un ejemplo perfecto de esto son las primeras experiencias viajeras, cuando la adrenalina y la emoción del viaje te hacen creer que puedes comerte el mundo, pero tu presupuesto te aterriza a la realidad. Por ejemplo, decidir quedarte en hostales baratos terminarán por enseñarte que muchas veces pagar un poco más significa tranquilidad y descanso. ¿Qué tanto estás dispuesto a aceptar por conseguir algo?

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4. La importancia de planificar 

Hay veces que el “¿Cómo le hago? Bueno equis, ahí voy viendo” no aplica. Días perdidos por no planear una ruta, quedarte en lugares horribles porque todo está ocupado, no poder salir del hotel por el monzón… cuando no hay planeación, sufres las consecuencias.

5. Ser responsable

¿Quieres saber lo más fuerte de viajar solo? No hay nadie más a quien culpar. Si estás en determinada situación, es porque tus decisiones te llevaron hasta ahí. ¿La estás pasando impresionante? ¡Disfrútalo! ¿No entiendes porqué llegaste ahí y quieres salir corriendo? ¡Resuélvelo! Nadie va a solucionar las cosas por ti. Asume la responsabilidad y confronta las cosas. Las primeras veces será algo estresante y sentirás que el mundo se viene encima, pero poco a poco aprenderás a manejar estas situaciones.

6. Tener confianza

La confianza en uno mismo llega como resultado de varios de los puntos anteriores. Tanto los éxitos como los fracasos dejan aprendizajes que te ayudan a enfrentar nuevos retos. Si al principio no te sentías capaz de realizar muchas cosas, después de un tiempo será natural asumir nuevos retos.

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7. Ser open mind

Viajar es una invitación a lo desconocido. Un viajero solitario se enfrenta a nuevas experiencias solo, por lo que el shock cultural tiene que ser asumido por el individuo sin ser compartido. Lo que para ti es normal puede ser extraño en otro país, y viceversa.  Tendrás tiempo para curiosear y analizarlo todo. Aprenderás que cada cultura es un mundo y te darás cuenta que no juzgar y ver las cosas con una mente abierta es básico.

8. Confrontar los miedos

Miedo a las alturas, a los insectos, a enfermarse, a estar solo… La buena noticia es que es normal tener miedos, todos somos humanos. La mala es que, desgraciadamente, aún no existe una fórmula con la que mágicamente desaparezcan nuestros temores. Al viajar, estamos expuestos a todo. Por lo que si estas en la selva y ves una araña gigante… deal with it. Un viaje es una oportunidad para intentar cosas nuevas y no superar tus miedos te limitará a tu zona de confort.

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9. Vivir con menos

El límite de equipaje es el primer factor que te hace renunciar a ciertas cosas. Sin embargo, los viajeros experimentados saben que menos es más. Menos kilos de equipaje significan más libertad de movimiento -sobre todo en viajes backpacking-. Después de viajar un rato te darás cuenta que muchas cosas son innecesarias. Al final, los recuerdos son lo más importante, no las cosas materiales.

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10. Ver detalles que nunca veías

Cuando viajas acompañado, mucho tiempo “se pierde” por realizar cosas que no quieres -o te da igual- hacer. Cuando viajas solo, todo lo realizas a tu propio ritmo y muchas veces tienes tiempo libre. Admirar el mar o un atardecer, sentarte y ver a la gente pasar y escuchar el sonido de un lugar distinto son las actividades que más he disfrutado al estar sola en un lugar y que es difícil hacer acompañado.

11. Hacer nuevos amigos

Momento de una confesión importante: a pesar de que vayas solo en el avión, no quiere decir que el viaje en general será bajo las mismas condiciones. Al final del día somos seres sociales por naturaleza. No hay nada mejor que hacer nuevos amigos -si estás soltero porque no hasta un summer love- con contextos diferentes, pero con una cosa en común: el amor al viaje.

Al regresar a tu casa te sorprenderás de todas las amistades que hiciste y comenzarás a planear tus próximas vacaciones para visitar a alguno de tus nuevos amigos.

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12. Un nuevo idioma

Sé que el idioma universal de señas es increíblemente hermoso, también sé que viajar solo a un país con un idioma desconocido puede resultar todo un reto. Muchos tendrán miedo de parecer tontos o ridículos al intentar hablar el idioma local, pero al lograr expresarte sentirás una satisfacción infinita.

13. Reconocer que eres más capaz de lo que crees

¿Lograré hacer un trek de cuatro días, ayudar como voluntaria en una finca o granja o aprender surf a esta edad? Muchas veces, al estar solos, aceptamos retos que jamás pensamos intentar. Puedes terminar descubriendo que eres buenísimo para algo que ni siquiera sabías.

14. Quererte a ti mismo

Ya sé, #EnCursiTotal. La soledad puede ser difícil, algunas veces hasta ganas de llorar te pueden dar, pero créeme, esa misma soledad te da un paz impresionante. Es un sentimiento para el que no hay palabras que lo describan.

Habrá días en los que no habrá con quien comer, en los que verás algo que te gustaría compartir y no podrás, días en los que hasta casi no hablarás y ¿sabes qué? No pasa nada. Apreciar tu propia compañía es lo que te lleva a estar consciente de todo lo que está a tu alrededor, de no perder detalle de nada y realmente hacer del viaje una experiencia inolvidable.

Es cuando estamos solos que aprendemos a querernos a nosotros mismos.