Por Hanne Engels- Oficialmente, el Día de San Valentín es la celebración que une a más amargados a nivel mundial, seguida por la bonita Navidad y, en México, por el Halloween -por ser una fiesta gringa y, ahora, peor, ya saben por culpa de quién-.
Si te cae mal, eres súper rebelde, tampoco quieres celebrar a tus amigos o agradecer que alguien te quiere en el mundo porque eres hater de corazón, o simplemente tienes curiosidad, acompáñanos a ver la triste historia del Sacerdote Valentín, quien murió para que Hersheys y Hallmark se hicieran millonarios con esta fecha.
Por ahí del año 278, ejecutaron en Roma al Santo Sacerdote Valentín, por hacerle frente a Claudio II, un señor con mucha ambición que pensaba que los Romanos -por los apegos a sus esposas y familias- no querían unirse al ejército para luchar por el Imperio.
Para Claudio, lo más fácil fue prohibir los matrimonios y compromisos en Roma. Valentín continuó casando en secreto a los romanos, apoyando el amor, pero cuando lo descubrieron lo condenaron a muerte.
Su ejecución se llevó a cabo el 14 de febrero con flechas y, finalmente, decapitado; años después, se le santificó. Hay una leyenda que dice que cuando lo ejecutaron dejó una nota para la hija del carcelero con la que había entablado «una bonita amistad» firmándola con las palabras: «De tu Valentín».
La segunda parte de la historia sucede en el año 496, cuando el Papa Gelasio oficializó el 14 de febrero como el día de San Valentín para poner fin a una fiesta pagana llamada Lupercalia. En estas fiestas se adoraba a Lupercus, la loba que amamantó a Rómulo y Remo, fundadores de Roma. Las mujeres se flagelaban con látigos cubiertos de sangre de animales para celebrar la fertilidad y la limpieza de malos espíritus de la ciudad y del cuerpo, por lo que era mejor celebrar a un santo que continuar con la barbarie.
¡Feliz San Valentín!