Por Eduardo Román- Land Rover eligió el estado de Utah, Estados Unidos, para el lanzamiento global de la nueva generación de la Discovery.
Esta nueva Discovery recurre a una construcción del todo monocasco, lo que no pierde sus capacidades todoterreno, pues al final el fabricante inglés propone este modelo como un equilibrio entre lo que es la línea Land Rover y los distintos Range Rover.
Su capacidad de vadear alcanza los niveles de un Range Rover, con 900 mm, mientras la reductora se conserva en las versiones más altas y el sistema Terrain Response presenta mejoras en su gestión de adaptar la electrónica del auto de acuerdo a distintas superficies (nieve, barro, arena).
Por dentro es claro cómo la Discovery obtiene ya la línea interior más homogénea de sus hermanas de gama, además de presentar un nivel de acabados cercano a las Range Rover por el uso de mullidos blandos de gran calidad y pieles en las zonas más visibles, aunque otros remates y botones de tacto más sencillo complementan, por ejemplo, en el área baja de la consola o las puertas.
En este caso se le dio más prioridad al almacenamiento y es posible encontrar cajones detrás de los mandos del climatizador o debajo de los portavasos.
También es posible abatir cualquiera de las tres filas de asientos de manera eléctrica o desplegar una útil bandeja de carga en la cajuela, que cumple el papel del portón de apertura doble (una pieza hacia arriba, otra hacia abajo) de las Range Rover.
La caja de ocho cambios, del proveedor ZF, mostró una suavidad acoplada a cualquiera de los dos motores conducidos, sea el comedido, pero suficiente V6 Diesel de 258 hp o al más enérgico 3.0 supercargado de 340 hp. Seguramente, este último sea el que arribe a México este año.