Por Karen Luna– En un mundo en el que el desarrollo de la tecnología digital ha cambiado profundamente el mundo del arte al presentar nuevas herramientas de creación y con ellas, posibilidades, el italiano Nico Mingozzi (Ferrara – 1976), pintor de profesión, fascina al espectador con sus obras perturbadoras.

Maestro en al arte de la intervención en fotografías de época y postales recogidas a lo largo de los años. A través de su obra, identidades del siglo pasado encerradas en el olvido de la memoria son reconstruidas mediante el trazado de motivos iconográficos de la danza macabra, interpretados de una manera contemporánea.

A pesar de que la muerte es el tema predominante, el memento moriRecuerda que puedes morir– es el acto creativo del artista a través del cual cuestiona en contraparte la razón de la vida: el silencio de la muerte reclama inevitablemente el sonido de la vida. Esto se basa en el proceso de deconstrucción de la imagen y la posterior transformación, despertando sólo así la atención del espectador. Esta «regeneración» a través del estilo del artista moldea una nueva identidad que cuestiona al espectador.

El trabajo de Mingozzi elige como fundamento conceptual el coleccionismo fotográfico y la recolección paciente de imágenes, en su mayoría en blanco y negro, seleccionadas del universo burgués del siglo pasado. Retratos sin rostro, cuerpos modificados, elementos sustituidos, personas desaparecidas, todo bajo un contexto de severidad puritana y estilo neogótico característico de una sociedad contenida en una de las disciplinas sociales más exigentes.

El tono poético de la selección está dominado por la melancolía, la idea de la muerte y la angustia que este sentimiento genera.

La agonía de lo fantástico en la superficie de su profanación fotográfica.