Por Chucho Martínez El fin de año para mí siempre es una oportunidad de realizar un viaje con alguien a quien el afecto me une de maneras muy especiales, ya sea con amigos o con pareja. Desde hace algunos años, he decidido que celebrar la llegada de un nuevo año tiene que ser el pretexto perfecto para celebrar con quien más quieres de cara a los nuevos retos por venir y a la renovación de energías.

1/365 desde una de las ciudades más increíbles del mundo O a x a c a

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En el 2016, por algunas circunstancias muy positivas de la vida, mi brújula apuntaba más al sur que nunca, cuando mi mejor amiga me decía que quería ir a Oaxaca y curiosamente nos dimos cuenta que nunca habíamos hecho un viaje de placer juntos, sin dudarlo, compré el boleto e hice todos los arreglos del viaje de una manera que nunca había hecho antes. A esta aventura se unió, a la distancia, un experto y gran guía que nos recomendó todos los lugares mágicos que deberíamos conocer, lo cual hizo que cerráramos la experiencia de nuestro viaje de manera redonda.

Germán Dehesa escribió alguna vez que, «Oaxaca es un antidepresivo que produce adicción. No conozco el mundo entero, pero en el entero mundo que conozco, no he estado jamás en una ciudad en la que quepan tantos colores, tantas formas, tantos olores y sabores, tantos y tan libres modos de ser como en Oaxaca». Y tiene razón en todo.

Oaxaca, para mí, es un punto de encuentro de muchísimas corrientes y con una sensibilidad al diseño, al arte y a las formas inigualable. Hay muchas cosas impresionantes mientras vas caminando, pero lo más impresionante tendría que ser, de primera instancia, la fuerza que su comunidad tiene para rescatar los espacios propios de la ciudad y conservarlos como parte de su identidad. El Templo de Santo Domingo, el Centro Cultural, que lleva el mismo nombre, y el Jardín Etnobotánico son un claro ejemplo de esto, espacios que la comunidad peleó por que no los alcanzara la modernidad y rescatarlos para convertirlos en espacios hoy emblemáticos de la ciudad.

En Oaxaca, confluye la modernidad con lo antiguo de una manera tan natural que ni te enteras, pero lo más impresionante y rico de todo es la convivencia intrínseca del mundo indígena con el mestizo, lo que hace aún más interesante el pasear por las calles de esta maravillosa ciudad.

Hablando de moda, existe un valor importantísimo para la comunidad en el desarrollo, exposición y venta del textil tradicional como parte de su cultura milenaria. El Museo Textil de Oaxaca, del que hablaremos más detalladamente en otra columna, CASA -Centro de las Artes de San Agustin Etla-, Los Baúles de Juana Cata y el mismo cuadro central de la ciudad nos muestran una variedad de formas y prendas hechas de manera tradicional por artesanos regionales enalteciendo la cultura milenaria y la riqueza textil que tiene esta región del país.

El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca definitivamente es una muestra impresionante del enaltecimiento de la obra regional y del trabajo comunitario y de cómo le ponen todo el cariño a las cosas que se hacen de manera local ; además de esto El Centro Académico y Cultural San Pablo , en donde nos encontramos con una exposición sobre la historia del chocolate, de igual manera es todo un mundo por explorar no sólo por su estética sino por la obra que ahí se guarda.

Santo Domingo y el atardecer #Oaxaca #VisitMexico #Mexico

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No quisiera dejar de mencionar a Francisco Toledo como uno de los grandes actores en el enaltecimiento de la cultura de Oaxaca, quien aprovecha, sin lugar a dudas, su posición de gran artista para promover las riquezas del estado, el diseño y, sobre todo, rescata la identidad regional.

De la oferta gastronómica ni hablamos. La comida es parte de la identidad regional y promueve de maneras inigualables la cultura en general. Los Danzantes, El Mezquite, La Mezcaloteca, Casa Oaxaca, El Mercado 20 de Noviembre, entre otros, hacen que la oferta sea interminable.

«My favorite thing to do is to go where I’ve never been» #Mexico #Oaxaca #visitmexico

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Y siguiendo con el párrafo de Germán Dehesa en donde dice que, «Llegar a Oaxaca no es asunto de tiempo ni de aviones, supongo que requiere una disposición espiritual. En Oaxaca, nada es como nuestro juicio dicta, sino como nuestra imaginación desea», no podría estar más de acuerdo. Todo lo que pasa te llena de orgullo de ser mexicano y te deja reflexionando acerca de lo que hemos hablado muchísimo en esta columna, la búsqueda de identidad.

Este lugar tiene un estilo único que todos deberíamos explorar, descubrir y aprender mucho de él. Parte de la vida es la búsqueda interminable de la esencia propia y siempre la buscamos fuera de nosotros cuando normalmente está dentro. Oaxaca, sin lugar a dudas, colabora al hecho de que México tiene mucho que ofrecer hacia el interior y al exterior, dejándonos la mas increíble lección que tiene que ver con el orgullo nacional y la determinada necesidad de preocuparnos y ocuparnos por conservarla.

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Gracias a la vida por Oaxaca, gracias a mis amigas por invitarme y gracias a nuestro guía a la distancia por enseñarnos la magia y el orgullo de ser mexicanos.

#VivaOaxaca