Por Fatgab– Si el movimiento curvy se trata de amar tu cuerpo con todas sus curvas, ¿es hipócrita que yo, una curvy orgullosa, me haya inscrito al gym?
Las teorías variarán, pues las haters dirán que era un paso obvio para mí, ya que una gorda jamás va a estar verdaderamente feliz con su cuerpo y, en el fondo, si la gorda pudiera elegir, siempre preferiría ser delgada.
Y ahí está una de las grandes confusiones sobre las curvys: ni estamos ondeando la bandera de la obesidad, ni estamos vendiendo que tener sobrepeso es el estilo de vida más saludable. Lo que ser curvy significa, o mínimo para mí y muchas otras mujeres, es amar tu cuerpo. No sólo con sus lonjitas y estrías, también con sus vellos, granitos incómodos, rodillas huesudas, pies grandes, nariz chueca, pestañas chicas, etc. Las mujeres somos la especie experta en encontrarnos fallas físicas y todo de nuestros cuerpos nos choca. Hasta la chava más guapa en la calle tiene la habilidad de enlistar 5 cosas que le chocan de su cuerpo en menos de un minuto.
Por eso, el movimiento curvy me ha cambiado la vida porque me ayudó a darme cuenta de que mi cuerpo es hermoso tal y como es y aprendí a no autocastigarme cada que me veía desnuda en el espejo o en una foto de cuerpo completo.
“Amo mi cuerpo y quiero estar súper bien”, en lugar de: “odio mi cuerpo y quiero cambiarlo”.
Bueno, entonces, si me tengo tanto amor, ¿por qué meterme al gym? Por que amar mi cuerpo significa también cuidarlo e ir al gym no equivale acostarme en la camilla de un cirujano plástico. Ir al gym para mí significa la oportunidad para desconectarme del estrés de la oficina, sudar todas esas toxinas del día, fortalecer mis músculos y mejorar mi condición física. Y nada de eso está peleado con amarme como soy. De hecho, amarme así, gorda, sin vergüenza ni autocastigos, me animó a inscribirme al gym y aplicarme en serio para hacer algo por mí, a cuidar mi cuerpo por amor y no por odio. A decir: “amo mi cuerpo y quiero estar súper bien”, en lugar de: “odio mi cuerpo y quiero cambiarlo”.
Es chistoso como el movimiento que muchos acusan de promover la obesidad fue el cambio de mentalidad que a mí me motivó a cuidarme aún más.
Porque estar sana, física y mentalmente, no está peleado con ser curvy.