Por Nubia UrquizaMink Club se puso en mood soltero para albergar la fiesta en celebración de los 5 años de la revista s1ngular. La mecánica para poder acceder era, después de comprar tu ticket, elegir el color de una pulsera que definiría tu paso por la fiesta: amarilla si sólo querías hacer amigos; verde si de plano ibas a ligar; o bien, roja si te encontrabas en una relación.

Dentro se encontraban sillones y pufs esperando a los invitados. En el fondo el Dj haciendo mezclas versátiles para amenizar a quienes iban llegando. Los meseros no dejaron pasar más tiempo y fueron sirviendo copas de vino, tragos de vodka y tequila o sólo vasos con refresco.

Fiesta

Los asistentes, en su mayoría, no se conocían, pues la idea de la fiesta era -justo- ampliar el círculo de amigos y/o algo más. La pista de baile se convirtió en el centro para seguir una charla, pero aún no había esa picardía del ligue o la interacción armónica entre amigos, y Leopi pareció darse cuenta: se plantó en medio de la pista y comenzaron las clases, porque sí, en todo lugar y a toda hora, se puede aprender.

Leopi es un Hitch mexicano, que se dedica a enseñar y entrenar a las personas para conquistar a una pareja y darles seguridad para poder acercarse a quien sea sin miedo. Tiene 20 años de experiencia e investigación en cursos de persuasión, carisma y atracción, es CEO de el efecto Leopi y da cursos, talleres, conferencias y aparece constantemente en secciones de estaciones de radio.

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Explicó a los hombres que no es bueno acercarse a las mujeres con la intención directa de ligarlas. Está bien que ese es el objetivo, pero deben pensar más como el sexo opuesto, convertirse en un “taxista” platicador, sí, aquellos que le sacan conversación hasta a las piedras. Debe ser algo sutil y real, no ir con un speach armado, porque no va a ser natural y eso a las mujeres no les gusta. Hay que empezar con algo tan “banal” como el clima, sus zapatos, música, etcétera.

Pero, por otro lado, las mujeres ya no deben quedarse atrás y sólo esperar a que los chicos hagan todo el trabajo, deben ser más atrevidas, entre más seguras sean de sí mismas, más llaman la atención de su sexo opuesto. La música volvió a sonar, pero esta ocasión estuvo acompañada de un saxofonista que iba pasando entre la gente amenizándolos e invitándolos a seguir la fiesta con los fuego artificiales que se disparaban del instrumento.

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