Por Karen Luna Como uno de los diseñadores preeminentes del mundo, es difícil imaginar una brecha en la carrera de Philippe Starck.

Starck pasó la mayor parte de su infancia en la perfumerie que su madre operaba; por lo que el universo de las fragancias impregnó la vida del diseñador francés desde su infancia. No es sorpresa que el hombre haya decidido trascender en este ramo.

Debido a los aromas, la suma exponencial de los perfumes, las cremas de belleza, lociones y champús, viajé a través de un territorio desconocido lleno de riquezas increíbles. Lo que no sabía en ese momento era que yo estaba creciendo en el interior del vehículo más poderoso para la mente y el inconsciente.

Por supuesto el diseñador ya había incursionado en el mundo de la perfumería anteriormente, sin embargo su trabajo fue más estético que olfativo. Starck fue el responsable de rediseñar el flacon icónico de Nina Ricci L’ Air du Temps en una edición limitada en 2013.

Esta nueva colección sin embargo fue creada puramente bajo la etiqueta Starck Paris, y debe la totalidad de su concepción a Starck.

El proyecto es un esfuerzo sincero y consciente del diseñador por articular lo que para él debería ser el perfume; universo que abarca desde el diseño de la botella hasta el envasado de los conceptos que impulsan la misma fragancia.

Starck se ha caracterizado por retomar  las ideas de la evolución; con esta colección compuesta por 3 fragancias, el diseñador explora la noción de hombre, mujer y la identidad andrógina.

Para los aromas, trabajó de la mano de los perfumistas Dominique Ropion, Annick Menardo y Daphné Bugey, a quienes el diseñador desafió a reinventar estas ideas de identidad y explorar el misterio de cada uno.

Ropion, creador de Peau de Soie, la versión más femenina, optó por una seductora mezcla de arbolado, animal y notas vegetales para destilar la paradoja de la fuerza, la belleza y la mística que las mujeres exudan.

Para Peau de Pierre, Bugey tomó el camino opuesto al traer un sesgo femenino a una fragancia masculina, algo poco común en fragancias para hmbres. En el resultado destacan notas ahumadas mezcladas que remiten a una sensualidad consciente.

Por último, Peau d’Ailleurs de Menardo. Con él, Starck propone un perfume que el usuario no pueda recordar ya que no existe… el perfume de la sombra, de la esencia cósmica del vacío. La idea era captar lo inasible, para explorar la abstracción, para hacer visible lo invisible, para hacer vibrar el aire. El olor resultante es una mezcla de notas de almizcle terroso, maderas y minerales y evoca la impresión de la nada, como inspirado por la imagen de un meteorito en un largo viaje.

En cuanto al diseño, los flacons son inequívocamente Starck. Cada frasco presenta una forma amorfa que articula visualmente la unión de la colección de la ciencia y la poesía. Su intención es dirigir la atención a su contenido, haciendo que el aroma sea el principal personaje en la colección.