Por Karen Luna-  El 2 de noviembre en México se celebra una tradición mexicana que sorprende a otros países por la relación cordial y lúdica que se propone con la muerte. El Día de Muertos es el resultado de la simbiosis de la tradición mesoamericana con la europea del Día de Todos los Santos, cuando los muertos del purgatorio pueden alcanzar el paraíso.

Durante una noche, los muertos son recibidos entre festejos y altares con bebidas, alimentos y demás objetos, para convivir con los seres queridos que aún están en vida. De esto se trata el Día de Muertos, celebración mexicana que la Unesco ha declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

A pesar de que esta festividad se celebra a lo largo de la república, hay distintas celebraciones según la región del país. Aquí te contamos algunas de estas.

Mixquic y su panteón de luciérnagas

En este pueblo de la Ciudad de México se honra a Mixquixtli, Diosa de la Muerte. Desde el 30 de octubre se levantan altares con papel de china, cempasúchil y fruta. El 31 de octubre llegan los niños difuntos, el día siguiente, los adultos. En las casas los esperan petates para su descanso. El 2 de noviembre se acude al panteón a la Alumbrada y se comparte comida, fruta y aguardiente.

Llevar al muerto en Oaxaca

Desde mediados de octubre, las calles de Oaxaca se llenan de puestos de flores y comida de la región: chocolates, mezcal, mole, tejocote y nicuatole. Se abren puertas y ventanas de las casas, para facilitar el trayecto de los muertos desde Mictlán. El Panteón de San Miguel se adorna con veladoras. Los rezos de los fieles se acompañan con bandas oaxaqueñas tradicionales y se bebe mezcal.

El amor y la muerte en Janitzio, Michoacán

Durante años, el lago de Pátzcuaro y su isla Janitzio han sido el escenario de uno de los festejos del Día de Muertos más visitados. Aquí se vive la historia de Mintzita, hija del rey Tzintzicha, e Itzihuapa, príncipe heredero de Janitzio. Nuño de Guzmán, conquistador español tomó prisionero al padre de Mintzita y, para liberarlo, le ordenó a Itzihuapa que extrajera un tesoro del fondo del lago. En el intento, a Itzihuapa lo atraparon las almas de los custodios del tesoro y se les unió. Ahora, cada 2 de noviembre, el espíritu de Mintzita lo convoca, e Itzihuapa sube a la isla. Los amantes se reúnen para contemplar a los vivos.

Las catrinas de Aguascalientes

José Guadalupe Posada creó a la Catrina, una calavera aristócrata y refinada que se ha vuelto ícono nacional, en este estado. Para recordarla, en este mes se realiza El Festival de las Calaveras con recorridos por el Centro Histórico y los barrios antiguos de la ciudad. Las tradicionales Callejoneadas pa’ las Calacas llegan del cerro Picacho y rodean la avenida Madero. Asimismo, se realizan recorridos nocturnos en los panteones de los Ángeles y de la Cruz.

El Xantolo de la Huasteca

Cada domingo, a partir del 29 de septiembre, aparecen los kuawewes: niños y adultos con máscaras que bailan representado a los difuntos y su alegría por regresar a casa. El 31 de octubre y el 1 de noviembre los kuawewes, acompañados por huapangueros, recorren el pueblo y reciben frutas, tamales y chocolate. El 2 de noviembre los vivos van a los panteones; rezan y comen. Los kuewewes, a la orilla, lloran. El 4 o5 de noviembre, los enmascarados destapan sus rostros para mostrar que en realidad están vivos: los muertos se han marchado y no se les verá hasta el siguiente año.

Hanal Pixan, el festejo maya a sus muertos

Hanal Pixan significa «comida para las ánimas». En las regiones mayas –al sur del país- se limpia la casa para evitar que los muertos lo hagan; a los niños se les amarran hilos rojos en las muñecas y los tobillos para que los fallecidos no se los lleven, y se prepara un altar en el que el Mukbil pollo (un tamal relleno que se guisa en horno a ras del suelo) es el platillo principal.

Con información de México.Mx