Por Hanne Engels– Ya sé que todo el mundo está hablando del tema por el documental «What The Health» y la película «Okja», que acaban de estrenarse en Netflix. Los acabo de ver, pero por fortuna ya lo había pensado desde antes y no me traumé al punto de no dormir tres días como muchos. Ahora, les quiero contar mi experiencia de cuándo dejé de comer carne por dos meses.
Ya llevaba algún tiempo coqueteando con la idea de comer menos carne y dejarla eventualmente. Un día, meditando, tuve una experiencia increíble y supe que era el momento de probar; decidí no comer carne por una semana y ver qué pasaba. La semana pasó muy bien, sólo sentía que tenía que comer más cantidades de otras cosas porque me volvía a dar hambre muy rápido. Solo dejé la carne, seguí comiendo pescado, pero lo menos posible, pocos huevos también, quesos todavía y ya.
Al final de cada semana me sentía bien y seguí con una segunda, luego, una tercera. Esta semana, tuve mucho antojo y soñé una y otra vez con carne, hasta que sucumbí y un día comí albóndigas. Los siguientes días comí muchas espinacas con limón y se me quitó el antojo. Ya llevo dos meses y no se me ha vuelto a antojar desde entonces; no me considero vegetariana todavía, pero creo que es un estilo de vida sano y si crees que no puedes hacerlo, tal vez debas intentarlo.
No sé si vuelva a mis viejos hábitos alimenticios, pero ha sido un ejercicio intuitivo increíble escuchar a mi cuerpo de una manera diferente; creo que tengo menos ruido mental al hacerlo de esta manera. ¡Inténtenlo!