Por Hanne Engels- Hice un viaje al mundo de Avatar después de 8 años del estreno de la película, y fui muy feliz. A diferencia de otros parques de Disney que se ven de 1970, como Epcot, el mundo de Pandora está lleno de sorpresas, tecnología y paisajes increíbles: un verdadero viaje psicodélico.
Tiene dos atracciones principales: la primera es un camino en un barquito por un río/bosque bio-luminiscente con un Avatar mecánico que parece más real que mucha gente que conozco. La música del recorrido te pone la piel chinita más de una vez; soy muy débil, disculpen, casi lloré al final. Y el segundo y más importante es un vuelo en realidad aumentada sobre un Banshee o dragón de ese planeta lejano. Esta atracción es la más impresionante a la que me he subido jamás, me sentí en el futuro, puedes oler hasta las plantas, digamos que es como una sala de cine 4D, pero más bien 10D porque es demasiado.
El mundo de Pandora de día es diferente al nocturno porque todo es fosforescente, los ruidos de animales y plantas de fondo recrean el ambiente a la perfección y, por un momento, olvidas que estás en Disney.
El restaurante tiene comida rara temática y es de los poquitos lugares donde encontré opciones vegetarianas -eso ya es tema para otro post, pero es muy difícil comer saludable en Disney- había bowls con sabores extraños y combinaciones ‘chistosas’.
Si tienen oportunidad de ir pronto, cuando acabe el calor y las vacaciones del terror, no se lo pierdan, valen cada minuto de las tres horas de fila que hice, el Fast-Pass estaba agotado para los dos juegos y supe de gente que los había reservado hace meses.
Gracias Disney por tanto Avatar y felicidad.
